Uno de los metroidvanias que tengo en la mira hace bastante tiempo es Gestalt: Steam & Cinder, y ciertamente uno que nos eludió durante mucho tiempo producto de varios retrasos. Metamorphosis Games lanzó una demo en abril que había dejado entrever un explosivo gameplay bastante similar a la locura de Castlevania: Symphony of the Night, pero que venía acompañado de largas y tediosas cinemáticas con diálogos interminables que solo dañaban el flujo general del juego. Personalmente me quedé con la idea de que sólo sería así los primeros minutos y que luego tomaría un ritmo más fluido. Lamentablemente, me equivoqué. Gestalt: Steam & Cinder es un claro ejemplo de que, a veces, “menos es más”, y sobre todo si hablamos de este género en auge donde cada vez cuesta más encontrar propuestas que resalten más allá de un apartado artístico identificativo, algo que ya mencioné varias veces en otros análisis de la página. Creo plenamente en que, en este caso particular, ese matiz distintivo quiso manifestarse en la historia, y que gracias a su agobiante narración terminó saliendo el tiro por la culata. Sin más preámbulos, el relato arranca varios años antes del comienzo de nuestra aventura, con la llamada “Puerta al Abismo” abriéndose en algún lugar remoto de las profundidades del suelo y hordas de demonios invadiendo el mundo exterior, causando una inevitable guerra que empujaría a la raza humana hacia su extinción. Como último recurso de supervivencia, los humanos crearon una armadura especial utilizando el poder del Abismo y así lograron derrotar a los demonios. Sin embargo, este misterioso poder terminó corrompiendo a sus portadores que se harían llamar Akhaianos y, liderados por “El Traidor”, se convirtieron en el nuevo enemigo de la raza humana. No obstante, una figura misteriosa portando una armadura de cromo y todavía aferrada a su humanidad, logra derrotar al Traidor y su legión. Así los sobrevivientes de esta sangrienta guerra construyeron Canaán, la ciudad de vapor. Generaciones después, este conflicto entre humanos y Akhaianos continua, y es ahí donde comienza nuestra travesía. Desde ya no quiero que se me malinterprete: la historia y el mundo de Gestalt es increíblemente atrapante, y terminé con ganas de saber qué es lo que nos depara para una posible secuela. Lo que lo perjudica realmente es ese anhelo de querer explicar algo sumamente elaborado con términos ajenos al jugador en los primeros quince minutos de la partida. A eso se le suma el hecho de tratar de sostener nuestro interés con varias secuencias de diálogos largos y tediosos que se presentan de forma bastante habitual durante el juego. Afortunadamente Gestalt empieza a brillar cuando por fin nos toca controlar a Aletheia y, junto a su espada y revolver, empezamos a reventar robots, bandidos y demonios con un fluído sistema de combate similar a metroidvanias más de la antigua época como mencioné en la introducción. Los enemigos se componen de una barra de vida y otra de “aguante” por así decirlo, la cual podremos vaciar con nuestras balas de Tesla y así aturdirlos para asestar golpes sin riesgo de represalias. Para complementar todo esto, tenemos un árbol de habilidades que nos permite mejorar nuestras stats, además de aprender nuevos ataques y conseguir más espacios para nuestras balas Tesla. Es un skill tree bastante acotado y lineal, pero se mantiene lo suficientemente simple para que no sea algo agobiante para aquellos que no están buscando rasgos RPG en un metroidvania. Además, el juego no sólo te otorga puntos de habilidad por subir de nivel, sino que se pueden encontrar escondidos en el mapa y conseguir uno cada vez que encontramos un nuevo punto de guardado. Atravesar el mapa de Canaán con Atheleia me resultó un tanto decepcionante, empleando habilidades desbloqueables poco creativas que van desde un disparo más fuerte para romper paredes de distintos materiales, o un espadazo de fuego que tiene prácticamente el mismo fin que el mencionado anteriormente. A esto se le suma los típicos doble salto y dash en el aire que no pueden faltar en ningún metroidvania, aunque estaría bueno acompañarlo con otras un poco más originales que logren la distinción dentro del género, como la morph ball de Samus o el murciélago de Alucard, por decir los más icónicos. Otra cosa que me sucedió bastante es quedarme trabado en partes donde simplemente no sabía a dónde ir. Suena bastante tonto de mi parte, pero hubo un tema con los detalles -del cual voy a hablar más adelante- que lograban confundirme y no saber cual era el camino a seguir, o el boton específico que tenía que tocar que a veces se mimetizaba demasiado con el fondo de los escenarios. Si dejamos de lado esa cuestión, puedo decir que me mantuve lo suficientemente enganchado como para explorar más a fondo el mapa. Ya sea rescatar pintorescos corgis extraviados, encontrar tesoros con valiosos objetos equipables que mejoran mi rendimiento en batalla, o tal vez distintos orbes que conceden puntos de experiencia. Gestalt te recompensa de buena manera por recorrer cada uno de los rincones de Canaan, aunque su sistema de fast-travel no sea el mejor del mundo, y lamentablemente lo consigamos recién en la segunda mitad del juego. Si hablamos de dificultad, puede que no sea un reto para los jugadores más experimentados. Esto se puede ver con mayor claridad en las batallas finales de cada zona, donde encontraremos jefes con patrones de ataque escasos y muy predecibles, los cuales pude vencer en su mayoría en los primeros dos o tres intentos. Y diría que el culpable número uno es el revólver, el cual se vuelve demasiado fuerte llegando a las últimas etapas del juego. Artísticamente puedo decir que lo que hizo Metamorphosis Games es una maravilla, con unos gráficos pixel art en 32 bits hermosísimo y animaciones increíblemente fluidas, sin mencionar los retratos de los personajes que, cabe destacar, tienen un diseño de lo mejor que he visto de la rama Steampunk, y eso que no soy muy fan de ese estilo. Pero sin ninguna duda, el apartado que se lleva todos mis halagos es el sonoro. El soundtrack de Gestalt: Steam & Cinder es una auténtica locura, con varios temas que van a terminar en mi playlist de forma asegurada. No quiero terminar este análisis hablando de algo que me llamó poderosamente la atención, y que ya mencioné anteriormente: los detalles, pero especialmente la falta de los mismos. Si, puede que hablar de esto sea demasiado generalizado, pero es el cúmulo de particularidades que fueron sumándose cual bola de nieve para lograr que les dé un párrafo aparte. La falta de señales claras, tanto sonoras como visuales, es notoria a lo largo del juego. Varias veces me pasó no enterarme cuando subía de nivel -más allá de hacer un sonido casi imperceptible acompañado de un pequeño texto en amarillo-, o si conseguía una carga de munición Tesla, sin mencionar la falta de impacto al conseguir un punto de habilidad o cuando efectivamente lo usamos para desbloquear algo en el árbol de habilidades. El feedback es casi nulo, y puede sonar como buscarle el pelo al huevo, pero cuando empieza a ser algo recurrente, estas cosas empiezan a notarse. Y eso que mencioné pormenores pequeños, cosas que quizás pasan desapercibidas. Pero también pasa en una escala más notable, como no tener un sonido o pitch diferente para cada uno de los personajes en las cinemáticas, sabiendo que hay una gran cantidad de ellas a lo largo de la trama. O plataformas que simplemente no se entienden que son plataformas, como los techos de las casas en una de las secciones del mapa. En conclusión, Gestalt: Steam & Cinder presenta un mundo y una historia fascinantes que te captan casi de inmediato, pero sufre de una sobrecarga de explicaciones y diálogos a lo largo de toda la aventura que llega a ser pesada y hasta fastidiosa. Sin embargo, cada vez que volvemos a tomar el control de Aletheia y nos sumergimos en su fluído sistema de combate e increíble apartado audiovisual, ahí es donde realmente empieza a brillar. Es cierto que hay muchas cuestiones a pulir, pero no deja de ser disfrutable de principio a fin. Es un sólido metroidvania para aquellos que no están familiarizados con este tipo de juego o quizás nunca jugaron uno, pero no es de los primeros en la lista si tuviera que recomendar algún título de éste género. Este análisis de Gestalt: Steam & Cinder fue realizado con un código de prensa para PC (Steam) proporcionado por Fireshine Games/Metamorphosis Games. Gestalt: Steam & Cinder - ReviewHistoria60%Gameplay70%Gráficos80%Música y Sonidos60%Optimización100%Precio80%Lo bueno:Sistema de combate sólido, simple pero gratificante.Apartado audiovisual impecable, con animaciones en pixel art fluidas y una banda sonora para el recuerdo.La historia y el mundo de Canaan es atrapante.Lo malo:a narrativa puede llegar a ser muy tediosa, con demasiadas cinemáticas y diálogos excesivamente largos.Hay una clara falta de dificultad, sobre todo en las peleas con jefes.Muchos detalles que pulir con respecto a lo visual y sonoro para una mejor experiencia de juego.2024-07-1765%Nota FinalPuntuación de los lectores: (3 Voto)69%Comparte esto:Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Threads (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Reddit (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Pocket (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Dejar una respuestaCancelar respuesta