La historia de la eterna batalla entre expectativa y realidad está llena de episodios sangrientos en donde grandes fanáticos de alguna serie en particular esperan lo mejor de su próximo gran juego, y se terminan desilusionando -quizá- porque no apuntó hacia donde cada uno de estos excitados jugadores esperaba.

Pero pocas son las veces donde un grupo de exaltados fanáticos pretenden odiar a una obra y la respuesta es totalmente opuesta, con buenos resultados en general, acompañados de un masivo murmullo de aprobación que apenas se puede ver en foros y redes sociales. Pero esperen, Metal Gear Survive tampoco alcanza semejantes resultados, sino más bien, algo bastante aceptable en relación a lo poco que se esperaba de él.

En primer lugar cabe destacar que este juego es clara evidencia de que a Konami no le importa más el mundo de los videojuegos, no le importa más la serie Metal Gear y quizá no le importe más avanzar hacia ningún lado que los mantenga dentro de esta industria. Es sabido que su mayor enfoque, durante los últimos años, está puesto en las prolíficas máquinas de pachinko, y en mantener la licencia para seguir haciendo los Pro Evolution de cada año, por lo que ecuación apunta directamente a las sospechas de todos, y como no podía ser de otra manera, es esa misma enfermedad letal la que le contagiaron a este juego.

Podríamos tener enormes páginas y párrafos sobre lo bueno y lo malo de Metal Gear Survive, al analizarlo como un simple juego, pero la realidad es que no se puede porque en su estructura yace un virus mortal, que no es particularmente el de los Errantes que buscan asesinarnos durante toda la aventura, sino algo un tanto más silencioso, un poco más rápido, y que traspasa la pantalla para llegar hasta nuestros bolsillos.

Si el referente de lo tóxicas que son las microtransacciones en 2017 fue Star Wars Battlefront 2, 2018 ya tiene el suyo en esta obra de los que quedaron en Konami, aunque quizá de una manera más macabra, y un poco menos sorpresiva. Este es un juego de celulares carísimo, disfrazado con las resecas pieles del cadáver de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain

Metal Gear Survive nos recibe en su pantalla de inicio con la posibilidad de gastar dinero en comprar otro slot para salvar partidas (una práctica ya observada en Metal Gear Online); nos ataja cada vez que abrimos el inventario para avisarnos que siempre se puede recurrir al vil (y real) metal; y nos sorprende en las estaciones de construcción de nuestra plataforma base con cajas para abrir y ofertas de materiales que también se pueden adquirir poniendo unos números de tarjeta de crédito. Cabe reconocer también que, en cada nueva sesión de juego diaria, nos recibe con algunas botellas de agua potable y un par de créditos para gastar, pero como siempre pasa, la balanza nunca favorece al que resguarda su economía.

La campaña de recaudación es agresiva y constante, y contrasta todo el tiempo con la ausencia de una verdadera producción de videojuego del sector mainstream. Este juego es un festival de material reutilizado del último juego del gran Hideo Kojima para esta empresa, y todo lo que les faltó para darle un redondeo más moderno, directamente no lo hicieron. Konami no gastó un dólar demás en crear escenas cinemáticas genéricas para que interactúen dos personajes, no gastó un dólar extra en crear animaciones más decentes, y no gastó un dólar extra en gente con talento.

Durante la experiencia de la campaña, la sensación que queda es que el equipo de desarrollo es un equipo de suplentes que se encontró -sorpresivamente- con la posibilidad de llenar un espacio en las grandes ligas, y le cuesta en cada uno de sus aspectos. Entonces el resultado terminó siendo un conjunto de buenas ideas, una ejecución que va desde lo decente hasta lo pobre, ida y vuelta, y un intento por emular tomas de cámara, escenas de acción, y en general, la mística de Kojima Productions, estándares a los que nunca realmente alcanzan. Y asi y todo, Metal Gear Survive se deja disfrutar.

El primer problema en cuanto al desarrollo de una expectativa en los fans de la serie estuvo en cómo Konami comunicó este juego. Mientras que varios trailers mostraban el complejo modo de supervivencia de hordas en cooperativo, y tan solo un trailer de campaña se limitó a mostrar escenas cinemáticas que tan solo provienen de la introducción de la historia, en Metal Gear Survive se encuentran otros aspectos mucho más importantes, mucho más sólidos, y que son los que realmente brindan una experiencia satisfactoria. Resulta que este es un juego de mundo abierto basado en supervivencia y exploración, con un enorme énfasis en la administración de recursos, y no un simple mata-zombies para defender un punto.

La paupérrima trama nos suelta en un universo paralelo infestado de zombies en donde plantamos base de operaciones en medio de un desierto, acompañado de un enemigo devenido en colaborador, y varios sobrevivientes que se van encontrando en el mapa. Esta base de operaciones no solo dejará preparar a nuestro personaje y desarrollar ciertos recursos para salir rearmado a las misiones, sino que de tanto en tanto habrá ataques de hordas que deberán ser contenidos mediante el desarrollo de diferentes tipos de vallas delimitadoras y algunos elementos de ataque como minas o ametralladoras.

La curva de aprendizaje es empinadísima y Survive no perdona un simple error, lo que invita a especializarse y dominar cada movimiento de nuestro duro personaje para poder sobrevivir. Tampoco aporta en cuanto a asistencias elementales como la de comentaros qué sería lo ideal para llevar a los diferentes tipos de misión, o en explicar por qué no podemos desarrollar un elemento nuevo cuando los cálculos de slots libres o peso disponible no corresponden a una matemática terrestre, sino a algo que pasa tras bambalinas, lo que siempre nos lleva a adivinar.

A medida que se progresa en la campaña, Errantes de mayor nivel y de diferentes especialidades comenzarán a ser parte de las nuevas hordas, por lo que no hay momento de bajar los brazos para explorar alternativas. Obliga todo el tiempo a recolectar recursos para construir nuevas utilidades y armamento, porque no estar preparado siempre se paga caro, y el hostil sistema de salvado de partidas (que por más que avancemos, siempre nos devuelve a la base) aporta a elevar el nivel de frustración en cada tropiezo.

Así y todo, esto hace que el ciclo de repetición (más allá de lo repetitivo del gameplay) sea absolutamente atrapante y satisfactorio, y hasta de alguna manera ofrece una experiencia para cada tipo de jugador. Quienes quieran salir a este despiadado mundo a recolectar cosas, podrán hacerlo, pero siempre advertidos que el héroe se cansa, tiene sed, hambre, y hasta se puede enfermar, respondiendo con un vómito en el momento en que más se lo necesita.

El otro gran aspecto de esta construcción, como ya se mencionó, es el mundo de las partidas online cooperativas y de estadísticas de rol persistentes, que nos lleva a luchar codo a codo con colegas de otras sillas para recuperar máquinas de portales y defender zonas específicas, pero sin toda la parte de la caminata por el desierto. Nuestro personaje acarreará hasta el último item adquerido en la campaña y viceversa, por lo que es muy interesante poder explorar ambos mundos en el momento que nos plazca.

Quizá el mayor inconveniente de esta modalidad que expande los sistemas de la campaña (con todos los mismos elementos, sin modificar absolutamente nada) es que para poder empezar a emparejarse con otros jugadores, en el sector más poblado del matchmaking, hay que tener un nivel elevado de personaje, lo que requerirá -por lo menos- un par de decenas de horas de juego…. O grindear… O pagar microtransacciones.

Desde el lado técnico, experimentar el apartado audiovisual es un viaje de lo más fuerte. Un nivel gráfico digno de la pasada generación de consolas; modelos de personajes demasiado pobres para ser reales; absoluta ausencia de detalles; y alguna que otra buena textura de terreno, pero nada más. Irónicamente, los más destacables son los modelos de los Errantes, que de tanto en tanto deslumbran por su originalidad y variabilidad, pero siempre dentro del contexto de esta construcción.

Por el lado sonoro no solo reincorpora todo lo que dejó el juego de Kojima, sino que además adoptaron a un grupo de actores de voz de lo más mediocre para leer enormes páginas de texto sin la menor intención de expresión, como para cumplir tan solo con la información contextual que el diseño del juego dicta, pero no mucho más.

Es realmente difícil considerar a este como un buen juego, sobre todo al tener la oportunidad de hacer una comparación directa contra el desorbitante nivel de producción que tuvo The Phantom Pain (y toda la inversión que hizo falta para alcanzarlo), ya que este está directamente ubicado en la vereda opuesta.

Si bien se termina disfrutando la experiencia debido a unas interesantes mecánicas y un planteo general de un mundo hostil por demás atrapante, es inevitable sentir que estamos metidos dentro de una enorme rueda de hamster que es funcional al plan mayor de Konami por recaudar todo lo que los jugadores más despistados puedan aportar.

Hubiera sido una excelente oportunidad para demostrar que los grandes diseñadores no son todo lo que hacen a las grandes franquicias, pero sin lugar a dudas, todo lo que ha logrado Konami es reafirmar el odio de los jugadores y enaltecer el mito del gran Hideo Kojima. Nos tocará verlo en otro lugar, con otra franquicia, si tan solo Sony se anima a dejarlo llegar a nuestros fértiles campos

Este review fue realizado con una copia de prensa proporcionada por Konami/Nvidia.

Metal Gear Survive - Review
Historia60%
Gameplay75%
Gráficos50%
Música y Sonidos50%
Multiplayer75%
Lo bueno:
  • Atisbos de una buena experiencia
  • Modo cooperativo vertiginoso y divertido
Lo malo:
  • Aberrante sistema de microtransacciones
  • Reciclado descarado
  • Apartado técnico de bajo nivel
65%Nota Final
Puntuación de los lectores: (8 Voto)
49%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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