Wolfenstein: The Old Blood es una declaración de principios. Cuando Wolfenstein: The New Order llegó a las manos de todos, su historia y el desarrollo de personajes, junto a su ajustado gameplay, fueron los que lo pusieron en el podio imaginario de ganadores, pero la respuesta general del público se enfocó solo en el logro narrativo de la aventura.

En esta ocasión, MachineGames apuesta todo al gameplay y la acción, dejando un poco de lado la información contextual, como si estuvieran demostrando que también pueden hacer un gran juego de guerra, sin todo el soporte cinematográfico.

Esta precuela nos retrocede veinte años en el tiempo, en plena Segunda Guerra Mundial, nuevamente en la piel del legendario B. J. Blazkowicz, en una misión suicida para infiltrarse al castillo Wolfenstein, con el objetivo de conseguir la carpeta que contiene información sobre la ubicación del General Deathshead -misión que ya vivimos en el prólogo de The New Order-, en manos de la desquiciada arqueóloga Helga Von Schabbs.

La intención de espectáculo se materializa inmediatamente, luego de unos pocos minutos de presentación de mecánicas -que casi dan por hecho que hemos jugado al juego principal-, y unas pequeñas líneas de diálogo de nuestro héroe con sus aliados. Nos encontramos con un Blazko mucho más distendido, que funciona de una manera sublime, al igual que su versión con dos décadas de guerra encima.

Este joven héroe aliado nunca pierde su estilo elocuente y su refinada brutalidad, dándose libertades con el juego de palabras y algunos chistes cada tanto, rematando situaciones con unos acertados “one-liners” que condimentan lo satisfactorio de la acción. Todo lo contrario del que “resucita” en los años 60s, mucho más introspectivo y deprimido.

Si bien nos encontramos frente a un sustituto de reserva de lo que es la renovada franquicia pionera del género, MachineGames demuestra que ciertos aspectos de este tipo de juegos los tiene dominados a un nivel superior que el de cualquier otro estudio con mayor pedigree.

El diseño de niveles en The Old Blood es uno de los más impresionantes y profundos que se han visto en la innumerable cantidad de first person shooters que componen la historia de esta industria. Siempre presentando caminos alternativos, salas secretas y varios niveles de verticalidad, cada rincón de los distintos entornos propone una variabilidad que nos permitirá rejugar sin sentir que estamos repitiendo historias.

Esta diferencia de estilo de juego permite que esta precuela sea mucho más vertiginosa y con menos momentos de transición, ya que -básicamente- lo único que importa es matar a todo lo que se nos cruce, y no haya demasiados momentos en donde se nos dará información sobre algún objetivo o trasfondo de la historia.

Lamentablemente, esta simplificación de concepto también perjudica a los atractivos de la campaña, ya que en cierto momento -y a pesar de reincorporar a los clásicos zombies de la serie-, la experiencia cae en una meseta de repetición y falta de alicientes de las que nunca termina de salir. A partir de la mitad de todo el recorrido -que dura tan solo 4 horas-, deja de sorprender y ofrecer novedades en cuanto a mecánicas y momentos.

Ya nos conocemos todas las armas, los soldados enemigos son los mismos del principio, y simplemente deberemos atacar. Es una pena que tanto esfuerzo por mostrar las habilidades del estudio se hayan caído tan rápidamente en un cauce falto de ideas, que resultan en un producto finalmente intrascendente.

Como intento de expandir el contenido e invitar a la rejugabilidad, The Old Blood vuelve a presentar el modo de desafíos de niveles, que una vez terminada la campaña, cuando tenemos todos desbloqueados, podremos jugar determinados sectores de cada capitulo en busca de batir un récord de tiempo y muertes.

Luego de la rápida recorrida, recibiremos distintas medallas y un total de puntos que nos servirán para participar de un ranking mundial. Generalmente, este tipo de modos, en un juego dedicado a una campaña single-player, termina quedando en un absoluto olvido, pero tratándose de un gameplay tan bien ajustado, siempre es útil tener a mano una modalidad que nos permita volver a desparramar sangre nazi rápidamente.

Un nuevo juego de idTech 5 siempre es una buena excusa para experimentar las bondades de este infame motor gráfico, sobre todo en cuanto a sombras, efectos de luces y detallado de entornos. Presenta las mismas ventajas y los mismos problemas de los demás juegos que lo han utilizado, como Rage, The Evil Within y el propio The New Order, con texturas que no quedan demasiado bien paradas al acercarnos mucho, o sombras precalculadas que recuerdan a los más remotos momentos de los inicios de los gráficos en 3D.

En esta ocasión se nos permite profundizar aún más en las configuraciones gráficas, con la novedad de poder activar el sub-surface scattering (efecto que produce una iluminación más realista de la piel), reflejos en tiempo real y oclusión ambiental, acompañados de algunos artilugios técnicos que siempre fueron parte del motor, desde los primeros parches de Rage, que nos permiten modificar cómo el motor tratara al uso de las Megatexturas, configurando el uso de los núcleos CUDA para descomprimir más rápidamente, el tamaño del paginado, la distancia del detalle y la distancia a la que se descargan de la memoria. Esto posibilita que el juego siempre se vea bien en planos cortos, sin importar si estamos en las más altas configuraciones o en el fondo de la calidad.

Da un poco de lástima que un estudio que tiene las cosas tan claras haya caído en esta maniobra de reciclado de desarrollo para lanzar un pedazo de juego para recaudar unos pocos dólares de último momento. Por veinte dólares tendremos unos más que satisfactorios momentos de acción, presentados de una manera brillante y con unos diseños de niveles y gameplay dignos de ver, pero en el resumen de la cuenta, es una campaña más corta que el más corto de los Call of Duty, y realmente es un valor que se puede gastar en algo mucho más interesante y duradero.

Wolfenstein: The Old Blood ha sido analizado en base a una copia comercial provista por Bethesda.

Pueden ver más de 200 imágenes en 4k en nuestra galería de Epic Shots.

Wolfenstein: The Old Blood - Review
Historia70%
Gameplay80%
Gráficos85%
Música y sonidos80%
Lo bueno:
  • Excelencia de diseño
  • Grandes momentos de acción
  • Volver a experimentar el gran trabajo de MachineGames
Lo malo:
  • Extremadamente corto
  • Cae en la monotonía rápidamente
  • Falto de ideas
76%Nota Final
Puntuación de los lectores: (7 Voto)
78%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

2 Respuestas

  1. JoRgE-1987

    Lo de la monotonía asusta un poco, pero se ve tan lindo, y el gameplay parece tan genial, que… ¿Como no querer comprarlo y probarlo uno mismo? Excelente review!

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