Ha pasado más de un año desde el debut oficial de Diablo IV y gracias al feedback de la comunidad el juego actualmente se encuentra en su mejor momento. Además de la expansión Vessel of Hatred, la Temporada 6 (La Temporada del Odio Creciente) junto con los cambios y mejoras de calidad de vida que se aplicarán al juego base, el 8 de octubre será una especie de renacer para la cuarta entrega de la saga Diablo.

Pero dado que las modificaciones al juego base son más que sustanciales y cambian los cimientos en varios aspectos (para lo cual habría que hacer un análisis aparte, o un re-review del juego), me voy a enfocar de manera casi exclusiva en el contenido de la expansión, no en las novedades de la Temporada 6 ni las mejoras medulares de Diablo IV.

Como muchos ya sabrán, la principal novedad de Vessel of Hatred es la nueva clase Encarnaespíritu (Spiritborn) y la zona adicional de Nahantu que comprende la zona de Kurast (que hace su regreso desde el Acto III de Diablo II) como también páramo desértico de Teganze, acompañado de sus propias gestas, calabozos y fortalezas al igual que otras regiones del mundo de Santuario.

Nahantu tiene la particularidad de contar con dos tipos de eventos exclusivos. Por un lado tenemos La Ciudad Subterránea de Kurast (Kurast Undercity) que es básicamente un calabozo contrarreloj con varias etapas que finaliza con un jefe final. Al iniciar el evento, podremos aplicar llaves especiales llamadas Tributos Espirituales para obtener mejor botín dentro del evento y al vencer al jefe final. Si bien comenzamos con un tiempo fijo al entrar en el portal, podemos eliminar enemigos con una calavera encima para obtener algunos segundos extras.

Los Tributos Espirituales pueden ser Únicos, Legendarios, Raros y Mágicos. Este último se puede utilizar en cualquier modo de dificultad, mientras que el resto son exclusivos para Tormento 1 en adelante. A medida que aumenta la rareza de los tributos, se reduce el tiempo inicial y el tiempo obtenido al matar enemigos y pasar de etapa (que son 3 antes del jefe final), al mismo tiempo que se reduce la caída de pociones. Además de los Tributos, también se pueden comprar Tratos para mejorar la calidad de los drops, ya sea con oro o recursos varios.

Por otro lado, podremos entrar en El Alcázar Oscuro (Dark Citadel), un nuevo tipo de calabozo cooperativo en el que el grupo deberá dividirse en varios frentes para completarlo más rápidamente, obteniendo como recompensa alijos semanales con un gran botín acompañado de objetos decorativos. Lamentablemente no he podido jugarlo por cuenta propia (pero he visto videos proporcionados por Blizzard) dado que sí o sí se tiene que jugar con un mínimo de 2 jugadores y la agencia solo aprobaba la cuenta en el servidor privado para una sola persona.

Dejando de lado estos dos singulares tipos de eventos, Vessel of Hatred introduce dos características de gameplay nuevas. Por un lado tenemos las Palabras Rúnicas que se insertan de a pares en la mayoría de los ítems, incluyendo el casco que ahora puede tener hasta 2 engarces. Las Runas de Ritual son aquellas necesarias para activar (mediante una acción específica llamada Ofrenda) un efecto, mientras que las Runas de Invocación ejecutan el efecto propiamente dicho cuando se cumplen las condiciones de su contraparte.

Por poner un ejemplo práctico, la Runa Legendaria de Bac genera 50 de ofrenda cada vez que recorremos 5 metros. Por otro lado, tenemos la Runa de Invocación Jah, que al alcanzar los 500 puntos de ofrenda, se activa la teletransportación de la hechicera. Por supuesto, mientras mayor sea el rango de las runas (pueden ser Mágicas, Raras o Legendarias), mejor será el efecto de la invocación, pero cabe mencionar que las runas no se pueden actualizar (como los glifos, por ejemplo, cuyo nivel máximo ahora será de 100), sino que su rareza es específica cada una de ellas.

Hay un total de 17 Runas de Ritual y 28 Runas de Invocación, permitiéndonos acceder a determinadas habilidades de otras clases (y mejorar temporalmente aquellas de nuestra clase), incrementar la velocidad de movimiento, chance de crítico aumentada, entre tantas otras combinaciones que, junto con las mejoras y cambios al juego base, harán que la variedad de builds sea prácticamente infinita.

Otra -controvertida- mecánica agregada en Vessel of Hatred son los Mercenarios, algo que en mi opinión tendría que haber sido parte de las adiciones al juego base junto con las Palabras Rúnicas (más allá de que las runas se agregaron en Diablo II con la expansión Lord of Destruction). Durante el transcurso de la campaña obtendremos un mercenario fijo (Raheir el Portaescudos), pero una vez que llegamos al Escondite (o guarida) de estos forajidos, para lo cual hace falta completar una gesta, podremos desbloquear los otros tres restantes mediante misiones secundarias para cada uno de ellos.

Cabe mencionar que podemos llevar con nosotros un mercenario en forma activa (contratado) y otro en forma pasiva (como refuerzo), quien aparecerá momentáneamente (como si fuese un personaje de apoyo en un juego de lucha) luego de cumplirse o ejecutarse una acción específica (puede ser algo tan sencillo como el accionar del golpe básico).

Conforme aumenta la Afinidad (Rapport) del mercenario, podremos desbloquear varias habilidades para los mismos, así como también botín variado y otras valiosas recompensas por medio de las Monedas de Trueque usadas para obtener ítems en el NPC que se encuentra en el Escondite de los Mercenarios de la Mano Pálida (así se llama el grupo). A medida que los mercenarios suben de nivel, estos nos darán Acuerdos de Comercio para aumentar la cantidad y variedad de ítems que nos ofrece el NPC.

Sin mucho más para agregar sobre las actividades y el contenido único de Vessel of Hatred, solo resta hablar del Encarnaespíritu, la nueva clase que presenta un combate fluido con movimientos acrobáticos y el uso de armas de artes marciales (como la Guja, o Glaive), de alguna manera similar al monje de Diablo III o la Asesina de Diablo II, pero con el Salón de los Espíritus como principal mecánica de la clase.

El Salón de los Espíritus nos permite personalizar una configuración con bonificaciones activas de 2 de los 4 espíritus guardianes (Jaguar, Gorila, Águila y Ciempiés) y la nueva etiqueta de habilidad, Encarnación, con la que el Encarnaespíritu puede encarnar los rasgos del guardián asociado a la habilidad. Al llegar a nivel 15 y completar la gesta correspondiente podemos elegir uno de ellos, mientras que el segundo se desbloquea al alcanzar el nivel 30.

El Encarnaespíritu es ideal para aquellos que disfrutan de un ritmo de juego frenético y en constante movimiento y ataque, pero al mismo tiempo pudiendo utilizar espíritus guardianes como el del gorila para reducir el daño y aumentar el bloqueo, como también el águila para incrementar la velocidad de movimiento y la chance de evasión. Como no podría ser de otra manera, los ítems únicos y legendarios jugarán un gran rol para potenciar y maximizar las capacidades de cada espíritu, como también las de las principales habilidades.

Si bien la nueva clase tiene muchísimas variantes, es entretenida de jugar y está de más decir va de la mano con la nueva región de Nahantu, no puedo evitar pensar que la gran mayoría de los fans de la saga hubieran preferido un personaje similar al Paladín de Diablo II o el Cruzado de Diablo III para hacer de tanque o de soporte en un grupo, más allá de que tanto el Bárbaro como el Druida tienen sus builds para tanquear.

No hay mucho que objetar a Nahantu porque tiene una ambientación realmente formidable, ya sea en Kurast o en Teganze, como también en los dos nuevos tipos de calabozos que ofrece la expansión. Sí debo remarcar que jugar en 4K con todos los efectos de ray tracing es sumamente demandante. Con una RTX 4080 SUPER, no había forma de alcanzar o mantener 60 FPS en el Bazar de Kurast (el hub principal) si no era activando DLSS en Modo Calidad y Frame Generation, así que en este sentido falta bastante optimización, sobre todo con ray tracing (sin este el rendimiento es complemente diferente).

A un precio base de US $39.99 y con ediciones Deluxe de US $59.99 y Ultimate de US $89.99, creo que Vessel of Hatred no ofrece tanto contenido como para justificar incluso el precio de la edición estándar. Peor aún, considero que mecánicas principales como la de los Mercenarios y las Palabras Rúnicas tendrían que haber sido parte de las mejoras del juego base, ya que de lo contrario habrá muchos que se quedarán afuera de estos beneficios por no comprar la expansión.

Uno podría argumentar (como ya mencioné previamente) que las runas de Diablo II se agregaron con su expansión, pero esta en el año 2001 tenía un precio incluso menor (US $29.99) y agregaba dos clases, no una. Además, como ya dije previamente, creo que Diablo IV está atravesando su mejor momento y el hecho de dividir mecánicas junto con los nuevos tipos de calabozos, no es la mejor jugada por parte de Blizzard. La avalancha de cambios y contenido que recibirá el juego será abrumadora y no sé si el timing para lanzar Vessel of Hatred en conjunto con todo lo demás haya el adecuado.

Por último, pero no menos importante, es que el precio regional para Latinoamérica es completamente inexistente, algo que Microsoft y Activision deberían rever porque no tiene sentido que los latinoamericanos tengamos que estar pagando lo mismo que en EE.UU. De más está decir que Vessel of Hatred es compra obligada si juegan Diablo IV con bastante regularidad, pero eso no quita que la expansión podría haber sido un poco más barata o en última instancia que ofreciera contenido más original o robusto sin excluir mecánicas para el juego base.

Ya de por sí hay que pagar el Pase de Batalla (porque con las monedas obtenidas en un pase de batalla no se puede comprar el próximo) y el juego tiene microtransacciones, de modo que pagar un mínimo de 40 dólares por mecánicas y agregados que, si bien no son tan determinantes como las que se adicionarán al juego base, ningún jugador de Diablo IV va a soportar no poder aprovecharlas.

En definitiva, con tantos cambios y novedades que recibirá Diablo IV este 8 de octubre, Vessel of Hatred se siente como una expansión un tanto forzada cuyo contenido de la campaña propiamente dicho no es muy sustancioso como uno podría esperar. Las misiones de la narrativa principal (cuya duración es de 8 a 10 horas) son para el olvido y las gestas secundarias son de relleno (al igual que las del juego base). Cabe aclarar que podemos crear un personaje saltando la campaña tanto del juego base como de la expansión, lo cual me parece correcto.

Contrario a Reaper of Souls para Diablo III que agregaba una habilidad para cada clase (que ahora Blizzard lo agregará gratis) junto con tres pasivas y una cuarta ranura para estas últimas, comercialmente Vessel of Hatred hubiera sido más atractivo si dejaban las nuevas habilidades y el nivel 60 para la expansión, pero el repudio de la comunidad hubiera sido masivo, sobre todo teniendo en cuenta que Diablo IV es un juego como servicio y que estamos a pocos meses del estreno de Path of Exile II en Acceso Anticipado.

Por eso es que esta primera expansión para Diablo IV queda tan descolocada y carente de contenido o características en comparación a las expansiones de Diablo II y Diablo III. A mi parecer, creo que el fan de Diablo que ha estado jugando Diablo IV desde su lanzamiento y ha sido fiel al juego incluso con sus altibajos, va a terminar comprando la expansión como muestra de agradecimiento por el gran esfuerzo que ha hecho Blizzard por mejorar el juego sin pedir nada a cambio (como debe ser), y Vessel of Hatred se siente como la oportunidad ideal para captar ese reconocimiento.

Si vamos al caso, si no fuese por las Palabras Rúnicas, los Mercenarios o el renombre de la nueva región, habría muy pocos incentivos para comprarla. El lore de la expansión suma poco y nada, al mismo tiempo que la pelea final (y las demás jefes de la expansión) no están a la altura de las expectativas. Así que si no están desesperados por jugar con el Encarnaespíritu, visitar Nahantu o probar las runas mientras los acompaña un mercenario, esperaría a una rebaja de al menos 25%.

Si hubiera tenido que analizar las mejoras al juego base, el contenido de la temporada 6 y la expansión en conjunto (todo sale el 8 de octubre), tranquilamente podría decir que todo el contenido íntegramente es para un 9, porque básicamente renueva y mejora Diablo IV en muchos aspectos, pero si apartamos la expansión y la analizamos por lo que es y lo que brinda en cuanto a novedades exclusivas, creo que el puntaje que le di es el que se merece.

Este análisis de Diablo IV: Vessel of Hatred fue realizado en un servidor privado con la autorización de Blizzard Entertainment.

Diablo IV: Vessel of Hatred - Review
Historia60%
Gameplay85%
Gráficos90%
Música y Sonidos70%
Optimización90%
Precio60%
Lo bueno:
  • El Encarnaespiritu brinda una jugabilidad frenética y satisfactoria.
  • Volver a recorrer la zona de Kurast de Diablo II, ahora ampliada y con una excelente ambientación.
  • El regreso de los mercenarios y las nuevas Palabras Rúnicas que agregan más opciones de personalización.
Lo malo:
  • Jefes escasos y un tanto decepcionantes.
  • Que los mercenarios sean exclusivos de la expansión.
  • Precio base de US$ 39.99 con ediciones que Deluxe (US$ 59.99) y Ultimate (US$ 89.99) sin precio regional en Latinoamérica.
75%Nota Final
Puntuación de los lectores: (5 Voto)
76%

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