Lysfanga: The Time Shift Warrior – Review

Luego de la revelación oficial del sello indie Spotlight de Quantic Dream, que hizo su estreno con Under the Waves en agosto del año pasado, el publisher francés lanzará el próximo 13 de febrero Lysfanga: The Time Shift Warrior, el título debut del desarrollador el desarrollador Sand Door Studio, cuya demo en Steam estará disponible como parte del evento Next Fest del el 5 al 12 de febrero e incluirá parte del primer acto del juego.

Ambientando en el mundo de fantasía de Antala pero que claramente toma inspiración de la serie Prince of Persia, Lysfanga se presenta con una peculiar mezcla de planificación de combate previo a cada enfrentamiento, los cuales se desarrollan en tiempo real con un refinado gameplay al estilo hack ‘n slash o roguelites isométricos, como el aclamado Hades por poner un ejemplo.

Lo que hace que este juego se destaque, es su original mecánica de invocar clones o remanentes (otorgados por una Diosa del Tiempo) y poder luchar codo a codo con todos ellos a medida que transcurren las contiendas. Dado que es esencial dividir tareas a la hora de planear nuestro despliegue en cada arena, probablemente estaremos más tiempo ponderando cada situación minuciosamente antes de salir al campo de batalla.

Aún así, otro acercamiento posible es el de prueba y error, que a veces también puede ser igual de útil si estamos un poco saturados de pensar demasiado las cosas. Algunos querrán sí o sí llevar a cabo el plan perfecto, mientras que otros preferirán ver sobre la marcha cómo se va desenvolviendo cada fase del enfrentamiento. Incluso a veces veremos que tenemos clones de sobra sin darnos cuenta.

A medida que uno avanza, no solo contaremos con tres diferentes armas (espada y escudo, dos chakrams y un tridente, que tiene un poderoso ataque AOE), sino también un gran repertorio de habilidades activas, runas varias (pasivos) y cuatro poderes definitivos que son los que muchas veces definen el desenlace de muchas contiendas. Todas ellas se puede repetir cuantas veces queramos (e incluso hay desafíos adicionales con modificadores).

La acción propiamente dicha está excelentemente pulida y refinada hasta el último detalle y difícilmente tendremos alguna queja sobre cómo se desenvuelve el personaje durante las peleas. Si bien se recomienda usar gamepad, no tuve absolutamente ningún problema en jugar con teclado y mouse (el personaje se mueve con WASD, obviamente) y no hay margen de error en los controles.

Dado que los escenarios van cambiando constantemente, y con ellos los enemigos y habilidades que recibimos, el juego va aumentando en complejidad a la hora de planear y ejecutar las acciones en cada arena (o jefe al final de cada uno de los tres actos, dejando de lado el epílogo). Hay varios enemigos singulares que nos darán algún que otro dolor de cabeza, como aquellos que están enlazados y hay que matar a ambos en un mismo rango de tiempo para eliminar a ambos, como también los gólems que para eliminarlos por completo hay que destruir los cristales que arrojan una vez que le quitamos toda su vida.

La variedad de criaturas hostiles (llamados Raxes) correspondientes a cada bioma van agregando nuevos ataques (ya sea cuerpo a cuerpo o a distancia), métodos de defensa e incluso evasión, y las etapas finales del Acto III realmente pondrán a prueba todo lo que hemos aprendido previamente. Los bichos no son los únicos obstáculos de estas intimidantes arenas. En muchas de ellas habrá cristales que tendremos que romper con un clon para que otro pueda entrar, o vallas holográficas amarillas y violetas (llamadas Puertas Binarias). Estas son muy engañosas, ya que cuando una se abre, la otra se cierra, así que hay que tener sumo cuidado de que camino trazamos con cada uno de los remanentes.

Si bien obtendremos un clon adicional cada vez que completamos un acto, también podremos encontrar trozos de cristales que contribuyen para obtener más clones, de modo que la exploración será un componente importante si queremos contar con la máxima cantidad de «yos» posibles para estar preparados para los desafíos más intrincados. Pero estos shards (que son necesarios cuatro para completar un clon) son solo una porción de los ítems que podremos encontrar durante la exploración.

Entre los coleccionables encontraremos skins para nuestra heroína Imë, unos orbes azules (que más adelante se revela que son para skins con colores más atractivos) y otros ítems de lore. Además, al completar cada arena, aparecerá un cristal azul correspondiente a cada una de ellas con un reto de tiempo adicional que también cuenta hacia el porcentaje total de ítems que podemos encontrar en el mundo.

Básicamente, el juego se divide en exploración, planificación & combate y, por último, pero definitivamente no para despreciar, está el aspecto narrativo. Por un lado, tenemos las cinemáticas al principio y al final de cada acto, con imágenes representativas de los eventos de cada uno de ellos. Son simplemente imágenes con letras, pero cumplen su propósito de ilustrar esta épica de lucha y resentimiento entre dioses y nuestra Lysfanga, que es básicamente la elegida para recibir los poderes del tiempo

Además, hay numerosos diálogos con arte 2D entre todos los personajes, incluyendo los gólems eruditos (cada uno especializado en su área, ya sea herrero, decorador, historiador, etc.) que vamos conociendo y reclutando para nuestra guarida, que poco a poco va tomando color y vida (si bien los gólems con constructos, cada uno tiene una personalidad muy marcada y única). Las voces de estos últimos por lo general están muy bien actuadas, mientras que otras como la de Imë o su hermano, a veces carecen de la ferocidad o convencimiento necesario que pretenden expresar.

A grandes rasgos, poco se le puede reprochar a la historia ya que la narrativa hace un buen trabajo a lo largo del todo el juego, ya sea antes o después de cada episodio, durante el juego, o estando en la base de operaciones. Lamentablemente, no hay contenido secundario propiamente dicho, pero para eso están las arena secundarias que brindan desafíos sumamente complejos debido a los modificadores (que pueden ser uno o varios) o los numerosos coleccionables, a los cuales hay que estar muy atentos.

Gráficamente, como podrán observar en las imágenes y/o videos, no es un juego sumamente vistoso o no está a la altura de lo que podríamos esperar de un indie de US$ 24.99 (que es lo mismo que cuesta Hades si vamos al caso), pero tampoco es que sea visualmente pobre. Ambos interiores y exteriores hacen un muy buen trabajo con la ambientación de cada acto. En algunos casos (como en los palacios), los reflejos y luces logran lucirse, mientras que en el Acto III (que es una especie de jungla) la calidad de la iluminación no es tan consistente (mucho menos con SDR).

Por otro lado, me hubiera gustado que los principales personajes y algunos enemigos tuvieran una mayor cantidad de polígonos, porque ya sea de cerca o de lejos, se nota que son pocos. Muchos dirán que parece un juego de celular o que no debería costar US$ 24.99 (aunque estará a US$ 19.99 durante su semana de lanzamiento), pero la realidad es que el gameplay es tan fresco y original que, en última instancia, la presentación audiovisual pasará a ser algo secundario más allá de que pudiera haber sido un poco mejor.

En pocas palabras, Lysfanga: The Time Shift Warrior es un juego único y original para un público que disfruta tanto de planificar tácticas como también de ejecutarlas con precisión. A lo largo de sus tres actos y el epílogo, que suman un total de entre 7 y 9 horas de juego (dependiendo de nuestra habilidad y los coleccionables recogidos, claro), estamos ante un indie que dará mucho de qué hablar, así que no dejen pasar la oportunidad de probar la demo en Steam (que seguramente los convencerá en pocos minutos de comprar el juego).

Este review de Lysfanga: The Time Shift Warrior fue realizado con una copia de prensa de PC proporcionada por Spotlight by Quantic Dream/Sand Door Studio.