Owlboy es un juego por el cual tuvimos que esperar mucho tiempo. En desarrollo durante la mayor parte de la última década, la producción de D-Pad Studios finalmente fue lanzada para PC el mes pasado. Por lo general, cuando un juego se pierde durante tanto tiempo en el limbo del desarrollo comienzan a surgir las dudas, cada retraso suma nuevos interrogantes y el interés en el producto se va difumando. Más aún, tal vez, cuando se trata de una producción como Owlboy que no corre con la ventaja de tener el respaldo del marketing y la billetera de las grandes empresas de software y hardware.

Pero, al final del día, el valor de un videojuego se mide por las horas de diversión que nos puede entregar y las reacciones que pueden lograr en nosotros su jugabilidad o su historia. Y Owlboy es un juego que tiene siempre muy en claro cuáles son sus verdaderas intenciones. Por empezar, con unos rápidos vistazos a las capturas de pantallas, cualquier aficionado a los juegos podrá adivinar con facilidad donde están las principales inspiraciones de Owlboy. Esto es, en los viejos juegos de plataformas de las consolas de 8 y 16 bits de Sega y Nintendo allá por fines de los ’80 y comienzos de los ’90. Pero si exploramos un poco más profundo encontraremos que Owlboy es un juego algo más ambicioso con en sus premisas básicas, sus mecánicas de juego y su ejecución.

Tal vez uno de los elementos mejor logrados de la producción de D-Pad Studios es la forma en que logra armonizar las mecánicas de juego con la historia que se busca contar. A este elemento volveremos una y otra vez en la reseña para analizar cada elemento del juego. Pero comencemos con el corazón de la aventura: Otus, el personaje que controlaremos a lo largo de todo el juego. Otus es uno de los últimos búhos, y como tal pertenece a una raza de ancestrales y exaltados seres que en tiempos pasados gobernaron con ecuanimidad y sabiduría sobre el mundo. Pero Otus no es un búho que pueda colocarse ni sentirse entre sus honorables pares. Algo torpe y despistado, Otus además es mundo, y pasa sus días recibiendo los regaños y el desdén de parte de su estricto instructor Asio.

Como Búho, la principal tarea de Otus es proteger a los habitantes de la aldea de Vellie. Vellie, al igual que el resto de los lugares del mundo en el que vive Otus, es una aldea flotante, construida sobre pedazos de roca y tierra que flotan en el aire por razones que en principio son desconocidas hasta para los propios habitantes de la región e incluso para los más ancianos de entre los búhos sobrevivientes. Aquí ya encontramos el primer gran matrimonio entre construcción del mundo y jugabilidad, y es que una de las principales características de Owlboy es el factor de movilidad multidireccional que posee nuestro personaje. Gracias a sus cualidades de búho Otus puede volar, desplazándose por el aire con facilidad para viajar de una plataforma flotante a otra.

Esta fantástica habilidad de Otus representa el elemento central del esquema de controles de juego. Lanzarnos al aire y desplazarnos de un lugar a otro se siente completamente natural y los controles responden siempre de forma adecuada. Tal vez la velocidad de movimiento de Otus es algo lenta, lo que vuelve algo tediosos los momentos en que tenemos que volver a recorrer zonas ya exploradas, pero ese sería el único elemento de crítica para hacerle al esquema de controles y movimientos.

Pero como ya mencionamos, Otus es un búho novato, y además algo torpe. Por lo que su capacidad de lucha es bastante limitada. Además de volar, Otus solo puede realizar movimientos básicos de plataformas (correr, saltar) y además dos movimientos extras en forma de un giro veloz y un pequeño dash. El giro nos permitirá dañar a los enemigos más débiles de juego, mientras que el dash nos será de utilidad para sortear distintos obstáculos o esquivar ataques.

En la debilidad de Otus como combatiente aparece el otro gran elemento de originalidad de Owlboy, uno que lo aleja del encasillamiento simple de “Juego de plataformas”. Otus puede levantar y llevar en su vuelo a distintos aliados. Estos aliados representan las formas que Otus tiene de atacar a los enemigos y desempeñarse en la mayoría de los escenarios de combate. El primero de estos aliados es Geddy, un viejo amigo de Otus que además es el ingeniero militar encargado a la protección de Vellie. Geddy posee un pequeño blaster de corto alcance que servirá para acabar con la mayoría de los enemigos no acorazados, así como también para destruir ciertos obstáculos en el camino de Otus.

Hay otros dos amigos de Otus que conoceremos durante el viaje, y cuyas identidades vamos a mantener en secreto para evitar spoilers. Uno de ellos posee un poderoso mosquete que puede acabar con casi cualquier enemigo pero que tiene un elevado tiempo de cooldown. Además el mosquete puede usarse para incendiar obstáculos que el arma de Geddy no puede dañar. El tercero de ellos utiliza un disparo incapacitante que aturde a los enemigos y puede lanzar un gancho para permitirle a Otus superar barreras que es incapaz de sortear volando. En cierta forma cada uno de estos amigos de Otus puede equipararse a distintas armas y habilidades en un juego de estilo Shoot’em Up. Además, como los ataques de cada amigo nos permiten sortear distintos obstáculos en el mapa, su utilidad también recuerda a juegos del estilo Metroidvania. En cierta forma podríamos decir que Owlboy es un juego que combina elementos de estos tres géneros (plataformas, shoot’em up y metroidvania) pero sin llegar a lograr demasiada complejidad en ninguno de ellos.

En resumen, si lo analizamos desde un punto de vista de su jugabilidad, Owlboy es un producto sólido que presenta una aventura entretenida y fascinante. Lamentablemente, el juego suelta la bola en su capítulo final. Sin entrar en detalles sobre la narrativa, bastará con señalar que este escenario presenta algunos desafíos de plataformas realmente frustrantes y de pobre diseño, y que además atentan contra lo que el jugador aprendió en el resto del juego. Por suerte el escenario en si no es demasiado largo, y esta puntualizado por una fantástica boss fight, pero es realmente llamativo el cambio de calidad en este nivel final con respecto al resto del producto.

Como ya mencionamos, Owlboy es un juego que intenta racionalizar cada uno de sus elementos jugables. Es por eso que el juego incorpora en su narrativa elementos que explican la funcionalidad de Otus y sus aliados, así como también la capacidad de Otus de teletransportar a sus amigos a voluntad. De hecho, la historia de Owlboy es en muchos sentidos el principal atractivo del juego. No vamos a encontrar aquí una narración que revolucione el mundo de los videojuegos, pero si vamos a encontrar una historia bien contada, bien narrada, llena de personajes interesantes y que además se anima a tocar algunos temas bastante oscuros y severos. La debilidad de Otus y sus amigos, el hecho de que cada uno de ellos es en cierta forma un paria y un marginado para sus pares, hace que cada pequeño triunfo logrado por esta banda de valientes inadaptados sea realmente significativo. Y estos triunfos no hacen más que acentuar las terribles derrotas y catástrofes que los personajes del juego deben afrontar.

La historia de Owlboy está representada en distintas escenas que se intercalan con las secciones de combate, plataformas y acción. Todos estos elementos se encuentran representados con el estilo gráfico conocido como “Hi-Bit”, es decir, un estilo que busca imitar a la era de los 16-bits pero que no se encuentra constreñido por las limitaciones de potencia de las viejas consolas. Por lo tanto, Owlboy es un juego que presenta fantásticos escenarios, exhilarantes boss fights, y más de una escena que rivaliza con el mejor juego de acción AAA en cuanto a frenetismo e intensidad. Otro elemento muy bien logrado del apartado visual son los expresivos sprites de los personajes. Otus en particular, al ser mudo, es realmente expresivo con cada movimiento, y transmite de manera muy efectiva sus distintos estados de ánimo.

Pero tal vez el elemento más poderoso de Owlboy es su magnífica banda sonora. El trabajo del compositor Jonathan Geer dota al juego de un aire casi mágico, al tiempo que los excelentes temas nos acompañan en cada escena. Desde nuestros primeros vuelos en la aldea de Vellie hasta las emocionantes luchas contra los distintos jefazos que hay que enfrentar a lo largo de la aventura. El tema principal del juego se me ha quedado pegado, al punto que cada vez que comenzaba a jugar sentía el impulso de dejar por unos minutos la pantalla del título solo para escucharlo.

Además de su historia central, que puede completarse en unas diez horas, Owlboy también presenta distintas actividades secundarias y secretos para descubrir. Un sistema de progresión mediante la recolección de monedas nos permitirá mejorar la salud de Otus y las habilidades de sus amigos. Y la presencia de mensajes codificados y medallones escondidos en el mapa del mundo apuntan a secretos más profundos por desentrañar fuera de la historia principal.

De haber sido lanzado en la década del 90, Otus tal vez sería hoy un personaje reverenciado a la altura de Mario o Sonic. Pero este pequeño búho en 16-bits nos llega en otra época y en otra plataforma. Owlboy es un juego para PC que se hizo esperar mucho tiempo, pero podemos decir con tranquilidad que la espera ha valido la pena. La jugabilidad y la historia de Owlboy merecen ser experimentada por cualquier jugador que extrañe aquella época más simple para los videojuegos, o por cualquier persona que disfrute de las buenas aventuras.

Este review fue realizado con una copia comercial proporcionada por D-Pad Studio.

Owlboy – Review
Historia90%
Gameplay75%
Gráficos85%
Música y Sonidos95%
Lo bueno:
  • Combina de manera efectiva distintos géneros
  • Historia interesante, bien narrada y con buenos personajes
  • Buen estilo gráfico y fantástica banda sonora
Lo malo:
  • Ninguna de sus mecánicas de juego presenta demasiada profundidad
  • La velocidad de desplazamiento de Otus es algo lenta
  • Pobre nivel final
90%Nota Final
Puntuación de los lectores: (1 Voto)
-53%

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