La violencia estúpida y sin sentido es la mejor razón para hacer un juego de acción lleno de humor estúpido y sin sentido, acompañando los desopilantes caprichos de un candidato a alcalde que está dispuesto a hacer todo lo posible para eliminar a la competencia y quedarse con el poder absoluto.

Nuestro papel en toda esta incoherencia es recibir las órdenes de este infame Bunnylord y llevarlas a cabo sin mediar una sola palabra, tan solo con el uso de armas y ejecuciones letales, que a medida que avanzamos de niveles -y el jefeconejo se encapricha cada vez más- irán presentando mayores desafíos.

La estructura de juego es simple pero efectiva, con ciertos aires de Elevator Action (el 2, más precisamente), en donde deberemos atravesar de punta a punta unos enormes edificios llenos de enemigos para cumplir con la tarea y volver a salir para que Bunnylord nos extraiga con su van. Nuestro grupo de mercenarios está compuesto por nueve distintos y divertidos personajes que iremos desbloqueando a medida que avanzamos en la vertiginosa campaña, y cada uno presentará características de gameplay que, si bien se mantienen dentro de la estructura de “run & gun”, son muy diferentes.

Para poder resolver los combates, Not a Hero nos entrega la posibilidad de correr, un botón para disparar, uno de slide y uno de ataques especiales. No hay ninguna manera de pegar un salto, tan solo podremos dejarnos caer por alguna de las ventanas. Pero esto es solo la base, ya que cada uno de los más viles ejemplares de la humanidad que integran nuestro plantel presentan variaciones que modifican por completo a la experiencia, desde cambiar la velocidad de repetición de disparos, modificar la velocidad de recarga, tener la posibilidad de correr y disparar al mismo tiempo, hasta distintas ejecuciones, acciones de cobertura, o el uso de diferentes tipos de armas.

A pesar de esta gran variabilidad, multiplicada por nueve, el juego tarda un poco en empezar a darnos esas posibilidades, y cuando ya las tenemos a mano, terminan por no hacer demasiada diferencia. Son más útiles para una segunda pasada, cuando nos obsesionamos por completar los tres bizarros objetivos secundarios de cada uno de los mapas, ya que en algunos específicos solo podremos lograrlos beneficiandonos de características especiales como mayor velocidad o resistencia.

Quizá su aspecto caricaturezco -no hay que olvidar que lo primero que vemos es un conejo que habla- y su estilo de gráficos de 8 bits, desvían un poco la atención, pero Not a Hero no titubea un solo segundo en mostrar una experiencia completamente brutal. Los huecos que dejan los deliberadamente limitados recursos, y que nosotros llenamos con nuestra propia imaginación, no dejan de representar pedazos de personas rebotando por los mapas, degollamientos, mutilaciones, decapitaciones, incendios en vida, explosiones, y muchísimos litros de sangre, que a más de uno haría regurgitar, si los gráficos fueran más realistas.

Las animaciones son de lo más atractivo de toda la visual, sobre todo en las muertes y los movimientos cuerpo a cuerpo, acompañando de igual a igual a la vertiginosa dinámica de combate. Siempre es agradable ver cómo el resultado de toda nuestra violencia, materializada en la correcta ejecución de ciertos botones, se despliega en algunos cuadros sucesivos de un delincuente perdiendo sangre por el brazo mutilado, y muriendo, o al ver correr a otras pobres víctimas en llamas, hasta desintegrarse en polvo de huesos.

El apartado sonoro acompaña de la misma elegante y brillante manera, con una banda de sonido acorde, dinámica y muy bien ejecutada, y unos efectos de sonido que no solo hacen lo que corresponde, sino que le agregan un toque de humor a toda la violenta situación. Las voces de los personajes son samples mal grabados de británicos que poco se les entiende, pero calzan perfecto con la ironía con la que juega todo el tiempo el desarrollo general.

 

Bunnylord no pronuncia siquiera una palabra real, pero sus múltiples y expresivos tonos alcanzan para seguir con gracia a los divertidos diálogos en texto. Lo mismo pasa con la viejita tía Ruby, dueña del barcito en donde se junta nuestro grupo de mercenarios, que cuando abre la boca, no dice absolutamente nada entendible, pero se capta perfectamente el parloteo de esa tía sexagenaria que todos tenemos.

En general, la experiencia de toda la aventura es muy buena. Tarda un poco en tomar vuelo pero lo atractivo de los gráficos, el audio y el gameplay empujan a avanzar y disfrutar de cada momento de acción de un juego que parece simple pero es muy desafiante. Lamentablemente, el único incentivo para rejugarlo son los pequeños desafíos extras que esconde cada nivel, que aunque no están nada mal, poco aportan a toda la experiencia. Un modo cooperativo le hubiera sentado bien, pero todo está tan ajustado, que es dificil imaginar que funcione como corresponde.

Not a Hero es un juego hecho con inteligencia y cuidado por los detalles, pero le falta esa pizca de magia que hacía a OlliOlli -la otra serie importante de Roll7- algo irresistible y adictivo.

Not a Hero - Review
Historia70%
Gameplay85%
Gráficos78%
Música y sonidos75%
Lo bueno:
  • Mucha acción y desafíos
  • Gran desarrollo de gráficos de 8 bits
  • Mucho humor
Lo malo:
  • Falta de atractivos para rejugarlo
  • Lenta progresión
  • En algunos diálogos, los chistes se ponen densos
77%Nota Final
Puntuación de los lectores: (3 Voto)
92%

Sobre El Autor

Edición y redacción. Diseño.

Temperley. Buenos Aires. Argentina

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