Desde que fue adquirida por EA, el “crédito” de Bioware con sus fans ha ido disminuyendo progresivamente. Es cierto que la franquicia Mass Effect fue bien recibida, pero es difícil olvidar la decepción que supuso una inferior tercera entrega para mucha gente. Tampoco es posible esquivar el hecho de que Dragon Age II fue un juego bastante chato, un retroceso en todos los sentidos comparado con el excelente Dragon Age Origins. Y ni hace falta mencionar el tema de The Old Republic, MMO que aún hoy se esfuerza por mantenerse relevante. En este panorama, Bioware necesitaba un triunfo. No un triunfo en ventas ni en la crítica, sino un triunfo con sus fans. La tercera excursión al mundo original de Thedas, Dragon Age Inquisition, es el arma esgrimida por el estudio canadiense en la lucha por dicho éxito. Afortunadamente, podemos decir que Bioware llega bien armada a la batalla. Dragon Age Inquisition se presenta a priori como un juego mucho más ambicioso que el intrascendente Dragon Age II. Potenciado por el poderoso Frostbite Engine 3 y tomando inspiración no solo de la obra reciente de Bioware sino de otros grandes RPG del ayer y del hoy, esta nueva entrega de la franquicia Dragon Age es sin dudas un juego diferente. Estamos ante un producto dueño de un sentido de lo épico pocas veces visto en el género y que puede otorgar al jugador cientos de horas de entretenimiento. Pero, como ya otros RPG nos han enseñado, mucho contenido no equivale automáticamente a buen contenido. Y si bien Dragon Age Inquisition desborda en actividades, misiones y sub-sistemas para explorar, eso no necesariamente quiere decir que el juego sea perfecto. Será necesario un análisis mucho más fino de cada una de las partes del juego para poder llegar a un veredicto final. The Herald of Andraste. La narrativa de Dragon Age Inquisition nos sitúa una vez más en el mundo de Thedas. Esta tierra fantástica, inspirada fuertemente por el medioevo y el renacimiento europeo, es uno de los mundos originales más interesantes e intrigantes creados para un RPG de computadoras o consolas. El mundo tiene su propia historia, sus propias religiones, sus propias etnias y culturas, sus propios hitos, héroes y leyendas. Sus habitantes nos son familiares, pero también extraños. Los elfos, otrora gloriosos, son apenas ciudadanos de segunda en las ciudades humanas (con la excepción de aquellos que eligen vivir en los bosques). Los enanos son una raza en extinción, sus reinos subterráneos asolados constantemente por la amenazante presencia de los engendros tenebrosos que habitan en las profundidades. Los humanos dominan los reinos, pero las relaciones entre ellos son tensas y usualmente acaban en conflicto. Y los Qunari, raza original de este mundo, siguen siendo tan extranjeros como siempre a los ojos del resto de los habitantes de Thedas. Parte de esta historia de Thedas pertenece al jugador que haya experimentado las primeras dos entregas de la saga. Si bien no es posible importar la partida guardada, EA y Bioware se han tomado el esfuerzo de crear una web llamada Dragon Age Keep (Link a DAKeep: https://dragonagekeep.com/en_US/) en la cual podremos crear un “estado del mundo” a través de todas las decisiones que se podían tomar en Dragon Age Origins, Dragon Age II y sus DLCs y expansiones. Algunas de estas decisiones son realmente vitales y pueden hacer variar bastante la experiencia en Dragon Age Inquisition. Todo esto puede dar la impresión de que un jugador neófito para con la saga podría abrir Dragon Age Keep, crear su propio mundo y saltar de cabeza a Dragon Age Inquisition sin mucho problema. Y si bien esto es cierto en parte, hace falta tener en cuenta que la historia que se presenta en Inquisition presume que el jugador es versado en la historia de Thedas, reciente y antigua. Si no sabemos nada acerca de la historia de la quinta ruina, ni de los sucesos que desencadenaron la rebelión de magos en la ciudad de Kirkwall es probable que en las primeras horas del juego entendamos realmente muy poco acerca de lo que esta pasando. Un nutrido códice funciona como una especie de solución a este problema, pero hay que sentarse a leer. Y es que la historia de Dragon Age Inquisition nos lanza de buenas a primeras en medio del conflicto entre magos y templarios desatado en Dragon Age II. La máxima autoridad religiosa de la capilla Andrastina, la Divina Justinia, ha logrado organizar una cumbre entre los participantes de la guerra para intentar asegurar la paz. Pero en el medio de las negociaciones, una monstruosa explosión de energía mágica acaba con todos los presentes y deja una brecha gigante en el cielo. Esta brecha conduce al velo, una especie de limbo paralelo donde habitan los demonios, que ahora tienen vía libre para invadir Thedas. De esta brecha, sale además el único sobreviviente de la explosión. Este personaje será nuestro avatar durante la aventura. Podremos personalizar su raza, sexo y clase, así como también su aspecto con un editor bastante competente. Nuestro personaje, que será conocido de ahora en más como el “Heraldo de Andraste”, posee en su mano una herida mágica que le permite interactuar con las brechas al velo y sellarlas de forma definitiva. Antes de que podamos reaccionar, la mano derecha y la mano izquierda de la Divina (Cassandra y Leliana, personajes que serán familiares para quienes hayan jugado entregas anteriores) nos reclutaran en la recientemente formada Inquisición. Esta inquisición es una organización religiosa y militar dedicada a restablecer el orden en los periodos de mayor crisis, y que hasta el momento solo había sido activada una vez en la historia. A lo largo de las al menos 60 horas que depara la aventura (que pueden ser hasta 200 si pretendemos hacer todo el contenido secundario), nuestra misión será la de reclutar aliados, cerrar las brechas al velo, fortalecer a la inquisición, e intentar descubrir quien esta detrás de la catástrofe. Se trata de una aventura emocionante, con grandes personajes, grandes momentos y grandes villanos. En este aspecto Bioware ha sacado a relucir su historia, construyendo un mundo excelente, habitado por personajes muy bien escritos y con una narrativa coherente y extensiva. The Mabari and the Lion Una vez que la inquisición este instalada en su base de operaciones, podremos comenzar a movilizar nuestras fuerzas. El mapa que nos ofrece Dragon Age Inquisition no cubre la totalidad de Thedas, sino que se centra en las regiones de Ferelden y Orlais. Ferelden es una tierra adusta, hogar de rústicos habitantes. Aún se perciben en sus campos y pueblos los estragos provocados por la quinta ruina durante los eventos de Dragon Age Origins. En contraste, Orlais es un país mucho más sofisticado y con una fuerte cultura, inspirado en la Francia de las grandes cortes, sus nobles y cortesanos participan de “El Juego” con gusto, haciendo de las puñaladas por la espalda moneda corriente. A lo largo de las dos vastas regiones tendremos la chance de recorrer distintas zonas: bosques y ciénagas, montañas y desiertos. Dragon Age Inquisition no es un juego de mundo abierto como Oblivion o Skyrim, pero cada uno de estos escenarios es realmente enorme y ofrece muchas chances para la exploración. La exploración directa es la principal forma en la que avanzaremos en la aventura. Cada vez que nos lancemos a la espesura podremos ir acompañados de tres seguidores, y realizar distintos encargos y actividades. Nuestras dos tareas principales en cada región serán la de fortalecer las posiciones de la inquisición (montando campamentos y capturando castillos) y la de sellar las grietas del velo abiertas en cada área. Pero además en cada una de las regiones encontraremos un sinnúmero de actividades para realizar, que van desde la recolección de coleccionables hasta misiones secundarias bastante interesantes. Aquí el juego sufre un poco de lo que voy a llamar el “Síndrome Ubisoft”, algo muy presente en juegos como Assassin’s Creed y Far Cry. El minimapa se llena de iconos que nos señalan lugares de interés, coleccionables y misiones secundarias al punto de que la exploración termina reduciéndose a ir desde un icono al otro. Además, muchas de estas actividades evidencian un diseño poco elegante. Una misión alternativa que nos reta a abrir varias puertas en un templo recolectando piedras por todo el mundo es un claro punto bajo del producto, aburrida y frustrante a más no poder. De entre las actividades alternativas la única que realmente rescato es la cacería de dragones, ya que las peleas contra estas bestias son realmente excelentes, en especial en niveles elevados de dificultad. Es necesario dedicar un párrafo aparte al sistema de combate. Para responder rápido a la pregunta que se estarán haciendo muchos: no, el sistema de combate no es tan bueno como el de Dragón Age Origins. Es más se asemeja mucho más al de Dragon Age II, bastante más orientado a la acción que a la estrategia. Esto queda evidenciado mejor que nunca en la existencia de habilidades de combate que nos permiten rodar y esquivar ataques en tiempo real, como si se tratase de un Hack & Slash. Son elementos que se sienten algo extraños a un juego de este estilo y que por momentos dificultan innecesariamente los acontecimientos. Completar las diferentes actividades nos recompensará de muchas maneras. En primer lugar obtendremos experiencia con la cual podremos mejorar las habilidades de combate de nuestros héroes. En segundo lugar ganaremos distintos objetos: armas, armaduras, amuletos y materiales de fabricación que podremos poner a buen uso en el extensivo sistema de crafting que ofrece el juego. Por otra parte, disponemos de otros dos recursos: el poder y la influencia. El poder es un recurso global de la inquisición que nos permite realizar tareas en la mesa de guerra. Esta mesa, es una especie de mapa de la región en la cual podremos decidir hacía donde dirigirnos y como movilizar nuestras fuerzas. Al interactuar con la mesa de guerra también estaremos interactuando con nuestro consejo: Leliana, Cullen y Josephine. Estos tres personajes funcionan como nuestros agentes de espionaje, fuerza militar y diplomacia, y podemos asignarlos a distintas partes del mapa para realizar tareas que sirvan para fortalecer a la inquisición, obtener aliados y lograr acceso a nuevas regiones y secretos. La influencia, finalmente, sirve para desbloquear bonificaciones globales para la inquisición, tanto para nuestros agentes de campo, como para el consejo. Sintetizando, Dragon Age Inquisition es un juego con toneladas de contenido y que asegura decenas de horas de entretenimiento. Lamentablemente, no todo este contenido es del mismo nivel. El desarrollo de la historia principal del juego es muy bueno, y las misiones más importantes son realmente excelentes. Los mecanismos por los cuales podemos mejorar a nuestros personajes y a la inquisición están bien diseñados y aplicados, y realmente sentimos que estamos al frente de una gran organización y no solo de un puñado de héroes. El contenido alternativo, sin embargo, es bastante flojo. Las actividades secundarias son aburridas, repetitivas y se sentirían más naturales en un MMORPG que en un juego de este estilo. It’s a wonderful world A nivel gráfico, Dragon Age Inquisiton aprovecha de muy buena manera el poder del motor Frostbite 3 (el mismo utilizado para Battlefield 4, para los desprevenidos). Los escenarios, inmensos en tamaño, son muy agradables a la vista y poseen una densidad de contenido importante. Es posible trepar a alguna montaña o torre bastante alta y observar a lo lejos el movimiento de las criaturas salvajes en medio de las dunas o los pastizales. La gran capacidad para mostrar objetos a la distancia de este motor hace que muchos momentos de la aventura cobren especial fuerza. Al pelear contra los dragones, por ejemplo, muchas veces estos remontaran vuelo para perderse en el horizonte y volver a la carga por un ángulo diferente. El motor hace gala de su capacidad en otras áreas. El trabajo de texturas es bastante bueno, sin ser sobresaliente, y ayuda mucho a dotar de vida propia a las distintas edificaciones que vamos a ir encontrando en el juego. Desde los lujosos palacios de la corte orlesiana en Val Royeaux hasta los desmoronados torreones de nuestra base de operaciones en Feudo Celestial, todo esta representado con mucha atención al detalle y de manera creíble. Los efectos en pantalla también son llamativos, en especial cuando nuestros magos hacen uso de sus diferentes habilidades de combate y la pantalla estalla envuelta en docenas de colores. Dejan un poco que desear los modelos de los personajes, que si bien son aceptables, se notan bastante inferiores a los modelos que hemos visto recientemente en otros juegos modernos. La banda sonora del juego es de primer nivel, como nos tiene acostumbrados Bioware. Al hermoso tema de la pantalla principal se suma un soundtrack acertado y que en todo momento acompaña la acción. La música épica que se dispara al enfrentar algún momento clave de la historia o al luchar contra los dragones se lleva todos los aplausos. El trabajo de voces también es bueno. Algunos personajes suenan más creíbles que otros, pero en general todos cumplen. Algunos actores de voz incluso lo han hecho de forma sobresaliente, me reservo una consideración especial para Freedy Prinze Jr. y Allegra Clark, quienes interpretan a Iron Bull y Josephine Montilyet, dos personajes excelentes con un trabajo de voz magistral. Mencionaría a otro par de actrices de voz que tienen grandes momentos en el juego, pero no quiero arruinar sorpresas. Una de las principales falencias de Dragon Age Inquisition es su interfaz de usuario para PC. Bioware hizo bastante prensa acerca de cómo el componente estratégico estaría especialmente pensado para usarse con teclado y mouse, pero la verdad que el resultado final es desastroso. El manejo del juego con mouse y teclado se siente poco natural y el modo de cámara estratégico es un total fracaso, la cámara esta demasiado pegada al suelo, y las opciones de control y manejo son muy limitadas. Esto es bastante grave, ya que al jugar en dificultades elevadas a veces es necesario pausar la acción y dar ordenes a varios personajes al mismo tiempo, pero toda esta tarea se vuelve tediosa debido a la pobre interfaz. Jugar con un pad de 360 es otra historia, ya que el juego esta claramente pensado para ser jugado con pad, a pesar de que la cámara estratégica sigue siendo igual de inconveniente. Además de la campaña para un solo jugador, el juego cuenta con un elemento multijugador. Claramente estamos ante un producto que no necesitaba para nada este tipo de modo, y hubiera sido preferible si los recursos que volcaron al multijugador los aplicaban en mejorar la interfaz de PC y la cámara estratégica. Pero sabemos que detrás de Bioware esta EA y como se manejan con este tipo de cosas. El modo multijugador cooperativo lanza a un grupo de cuatro jugadores contra oleadas de enemigos, de manera similar al modo horda de Mass Effect 3. Al finalizar cada ronda se abre la chance de acceder a distintas mejoras para nuestros personajes. El modo es simple pero funcional, y hasta puede ser bastante entretenido probar distintas combinaciones de clases y habilidades, si bien no puedo dejar de pensar que es un modo innecesario que nadie pidió. Lead them or fall Antes de cerrar esta reseña me reservo un párrafo para hablar de mi elemento favorito de Dragon Age Inquisition: los compañeros. Estos nueve personajes jugables que acompañan al inquisidor a lo largo de la aventura son prueba fehaciente de que Bioware aún tiene “el toque”. Es un elenco de personajes que en mi humilde opinión supera al laureado elenco de Mass Effect 2. Es más, debería remontarme hasta Knights of the Old Republic o Baldur’s Gate 2 para encontrar personajes seguidores tan carismáticos en un RPG. Cassandra, Sera, Solas, Blackwall, Varric, Iron Bull, Vivienne, Cole y Dorian, no hay un solo punto flojo dentro de este grupo, y sumo también a los miembros del consejo Leliana, Cullen y Josephine al elogio. Tómense el tiempo de charlar con cada uno de ellos entre misiones, muchos de los momentos más entretenidos del juego están escondidos en estas conversaciones. Dragon Age Inquisition es un gran juego. Uno de los mejores RPG AAA de la memoria reciente y un regreso al buen camino para Bioware, luego de algunos fracasos. Es un titulo con una excelente construcción de mundo, grandes escenarios para explorar, un sinfín de actividades para realizar y un elenco de personajes realmente memorables. La historia principal es atrapante y las misiones que la componen están excelentemente diseñadas. El juego flaquea un poco cuando analizamos algunos de sus componentes. Las misiones secundarias y alternativas son bastante flojas, el combate demasiado simplificado y la interfaz de usuario para PC resultó un total fracaso. Pero a pesar de estos problemas, Dragon Age Inquisition logra meterse entre los mejores juegos de rol de 2014, un logro para nada desdeñable, considerando la competencia. Dragon Age: Inquisition - ReviewHistoria y Worldbuilding95%Gameplay80%Gráficos90%Música y sonidos90%Multiplayer70%Lo bueno:El mundo de Thedas y sus habitantes.Toneladas de contenido.Buenos gráficos y buen trabajo de sonido.Lo malo:Actividades secundarias pobremente diseñadas.El sistema de combate es algo simple.Mala interfaz de usuario para teclado y mouse.2014-12-0988%Nota FinalPuntuación de los lectores: (20 Voto)97%Comparte esto:Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Threads (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Reddit (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Pocket (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) 4 Respuestas SiliciusEscipion 09 de diciembre de 2014 Medio puntito más y sería feliz. 😉 Juegazo. 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