Battlefield 4 rinde mejor en Windows 8 pero, ¿Vale la pena el cambio para lo demás? PCMR LATAM 04/11/2013 Feature Señores, llegó el momento. Battlefield 4 apareció en nuestras PCs, en muchos casos haciéndonos cambiar de hardware para poder correrlo, y hasta tentándonos con pasar a Windows 8 para correrlo mejor. El mito es cierto y Windows 8 beneficia al rendimiento de BF4 en casi un 30% (dependiendo del CPU que tengamos). Yo mismo, viéndome totalmente imposibilitado de cambiar hardware por motivos económicos, probé suerte con pasar al infame sistema operativo de Microsoft para ver que pasaba. Mi CPU Phenom x4 945 @ 3.75GHz, acompañado de mis antiguos 2GB x2 DDR2 RAM y mi modesta GTX 650Ti 1024MB, pasó de entregar -en configuración High, resolución 1440×900– unos mínimos de 30fps a unos muy esporádicos mínimos de 45fps. Y pasé de tener unos máximos de 60fps a unos gloriosos 80fps. Además de esos topes, se siente muchísimo más estable. Sobre todo al usar el maravilloso soft para «Unparkear» el CPU. Pero se plantean varias dudas en este momento. La principal: ¿Pongo Windows 8 para jugar mejor a Battlefield 4? Rotundo SI en mayúsculas. Es una experiencia totalmente distinta. En los demás juegos no cambia en nada. La secundaria: ¿Es Windows 8 un sistema operativo que debería poner si no me interesa Battlefield 4? Esa respuesta no es tan fácil de resolver y voy a tratar de explicar mi experiencia con el OS de Microsoft para que cada uno pueda sacar sus propias conclusiones. La verdad Windows 8 es un sistema operativo que nunca se pensó para ocupar el lugar de Windows 7. No es algo que se sienta cómodo de usar en una PC y cuesta un rato adaptarse. Quienes hayan usado alguna vez una tablet o un smartphone, rápidamente notarán ese ambiente de mini-aplicaciones preparadas para el cachetazo a la pantalla touch, buscando resolver pequeñas situaciones de la vida cotidiana. El store funciona de la misma manera que el App Store de iOS y el Google Play de Android. Nada requiere de demasiado análisis. Uno entra ahí, busca lo que quiere y el sistema operativo se encarga de decir si lo podemos instalar o no, tomando como referencia el hardware, región o versiones. Esa es la verdadera esencia de Windows 8, es imitar ese abrazo cálido que le da iOS al usuario inexperto, esa manera de estrecharte la mano y llevarte acompañado a cada uno de los clicks que das, para que no vayas a patinar en ninguna esquina y rompas todo el maravilloso lugar que supieron construir. Eso, señoras y señores, simboliza a todo lo que le estuvimos escapando en el mundo de las PCs durante los últimos 50 años. La contra El lado más grave que tiene Windows 8 es su lado de tablet. Lo que anteriormente se llamaba Metro, no es más que un estúpido skin preparado para usar con nuestras huellas digitales, arrastrando y apretando, sin ningún tipo de beneficio inmediato para quien utilice un mouse. Así como los smartphones y tablets, si uno pretende compartir la PC con el resto de la familia (situación muy común), nos quedan dos opciones: Podemos crear una cuenta offline y dejarla para que el resto de los que la usan, se dediquen a destruirla de la manera que más les guste (sobre todo instalando alguna de las tantas porquerías disfrazadas en el store); O nos veremos obligados a activar cuanta cuenta online haya de parte de los que la van a usar. Windows 8 es un sistema operativo extremadamente personal ya que al iniciarlo con nuestras cuentas, se encarga de sincronizar todos nuestros datos, e-mails, mensajes de Facebook, fotos, calendarios y hasta los wallpapers. Por suerte existe la opción de deshabilitar cualquier tipo de sincronización, pero en ese caso, no habría ningun sentido de iniciarlo con una cuenta online. Una de las situaciones más embarazosas que se me ocurren de ejemplo es: Si dejamos nuestra PC en casa prendida y conectada a nuestra cuenta, con la aplicación de Facebook instalada, todo lo que hablemos con otra persona desde nuestro trabajo, aparecerá como un pop up en la esquina superior derecha de Windows 8, entregando de lleno toda nuestra privacidad, a nuestras esposas e hijos. Además de la parte user friendly, Windows 8 cuenta con el clásico Desktop (Escritorio) que se ve igual al de Windows 7. Es el modo ideal para el usuario de PC y todo se ejecuta de la misma manera. Generalmente, las aplicaciones que solemos utilizar desde hace mucho tiempo, se siguen ejecutando ahí, tirando por la borda toda la idea del skin Metro y su casi inutil propósito en una PC de escritorio sin touch. Origin, Steam, Chrome, Video LAN, y hasta el propio Windows Media Player, se ejecutan en este entorno que nos hace replantearnos la necesidad de haber instalado semejante bodoque. El lado brillante de las cosas Microsoft ha sabido aprovechar las segundas oportunidades (como lo ha hecho al retractar varios de los anuncios de Xbox One) y con Windows 8.1 solucionó algunos de los más graves problemas del sistema operativo. Para empezar, la vuelta del boton Start hace que las cosas parezcan un poco más entendibles. Básicamente, ahora podemos volver a usar el sistema sólo con el mouse, sin necesidad de andar adivinando donde hay que apretar o tener extender la otra mano (!!!!!!) para apretar la tecla de Windows (la de la banderita que nos agregaron hace unos años). Con esto, la transición entre Metro (no se llama más así pero ya se hizo costumbre) y Desktop se ha hecho muchísimo más fluida y natural, para los que vienen de cualquier otro Windows post-95. Por otro lado, mientras que en la versión 8 sólo se podía tener una aplicación a la vista (en Metro), ahora tenemos la posibilidad de partir la pantalla al medio y utilizar varias. Acá es donde destaca el diseño gráfico general de todo el entorno. Windows 8 es la interfaz más linda del momento. Pueden no gustarte los colores plenos, las letras grandes y delicadas pero la experiencia es por demás agradable. Hasta da la sensación de aprovechar muchísimo mejor el espacio, brindándonos comodidad al leer. Finalmente -y es lo que nos interesa- el rendimiento es superior. Battlefield 4 es una experiencia totalmente distinta. El juego demuestra que hay algo bajo Windows 8 que nos va a beneficiar en los próximos lanzamientos, sea lo que sea. Es algo que existe y no se trata de un truco de benchmarks. Solo hace falta probarlo para darse cuenta que la diferencia es enorme. Y más allá de los juegos, el sistema nos permite movernos a traves de las miles de aplicaciones que podemos llegar a tener abiertas, de una manera totalmente fluida. Un Alt+Tab en un abrir y cerrar de ojos. ¿Entonces? Creo que es el momento ideal para pasarse a Windows 8.1. La interfaz ha sido mejorada y, por sobre todas las cosas, ya hay al menos un juego que anda muchísimo mejor. Cuesta tiempo adaptarse y se lo llega a odiar en más de una situación. Es un sistema operativo que redunda en sí mismo, todo el tiempo. Abrimos una aplicación en Metro, nos tira al Desktop. Instalamos una aplicación en el Desktop, aparece en Metro, la abrimos, vuelve a Desktop. Cuesta mucho acomodarse a eso pero una vez que abrimos BattleLog y la pantalla de Loading nos prepara para una batalla que no se dá en otros sistemas operativos, lo malo desaparece y se deja disfrutar. Vale la pena el sacrificio. 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